Un Premio Nobel en Tijuana

lunes, 28 de septiembre de 2009


Edmund Phelps criticó a Obama.

El Teatro Universitario fue el escenario de la conferencia del Premio Nobel de Economía 2006 Edmund Phelps en el Campus Tijuana de la Universidad Autónoma de Baja California.

Ante una audiencia que completó el Teatro, el economista estadounidense, considerado el padre de la macroeconomía moderna, fue desgranando sus conclusiones sobre la situación de la economía de Estados Unidos.

PHELPS BASICO

¿Hacia dónde va la economía de Estados Unidos?

Hay un punto de vista muy popular, sostenido también por el Presidente Obama, según el cual la economía de mercado recuperará el terreno y logrará nuevamente el equilibrio. Para ello solo alcanzarían algunas medidas gubernamentales, y de esa manera los individuos verían satisfechas sus expectativas de empleo, salario, consumo y tiempo de ocio. Pero esta manera de pensar es errónea e inadecuada.

¿Por qué?

Básicamente porque los cambios estructurales tienen efectos duraderos, por ejemplo sobre el empleo, entonces, lo que se considera el nivel “normal” va cambiando, y una recuperación del empleo a los niveles de los años 90, con un techo de 5.5 de desempleo, parece ya muy difícil de alcanzar.

¿Cuáles serían los cambios estructurales que han ocurrido?

En primer lugar, ahora los individuos tienden a ahorrar más que a invertir o consumir, y éste es un cambio estructural importante.

En segundo lugar, las empresas en Estados Unidos han perdido capacidad de innovación. Si bien el gobierno tiene iniciativas en obras públicas, y existe la esperanza que ello traerá nuevos empleos, se trata de acciones del gobierno, pero ¿qué pasa con las empresas? Y esto es lo que hay que tomar en cuenta.

En los años 20 y 30 desde el gobierno se apuntaba fuertemente a la creatividad de las empresas, a apoyar los emprendimientos y la introducción de nuevos métodos, y así hubo importantes avances de la productividad, que convirtieron a Estados Unidos en líder mundial del dinamismo económico, con altos salarios, trabajos interesantes y satisfacción con la carrera laboral.

Pero las actuales iniciativas del gobierno de Obama fracasarán porque no se promueve la creatividad basada en los actores sociales y comunitarios, por ejemplo en la pequeña y mediana empresa. Es mucho riesgo que la iniciativa quede solo en manos del gobierno, o en grandes empresas burocratizadas, porque cuando ello sucede, se reduce el dinamismo. Y el nivel de empleo (y desempleo), por ejemplo, depende enormemente de cuanta actividad, inversión e innovación haya en el sector privado.

¿El problema es el aumento de la inversión del sector público y la reducción en el sector privado?

El problema de la inversión tiene tres aspectos. Por un lado, que aunque se dirija al sector privado, se está orientando al corto plazo, y el dinamismo de una economía depende de la inversión a largo plazo. Ahora se invierte y se esperan resultados inmediatos, en un trimestre.

Por otro lado, el sector financiero está dedicado a la especulación, los bancos no apoyan al sector industrial, la cuestión para ellos es el beneficio en el negocio hipotecario, u otros, y no apoyan a las empresas como a fines del siglo XIX y principios del XX.

Finalmente, las inversiones del sector público no apoyan al sector empresarial. Las iniciativas de Obama hacen más daño que bien, porque no alientan a las empresas a ser creativas, aumentar la innovación y generar empleo, sino solo a bajar los costos, pero eso no genera empleo, y la clave para salir de la crisis es generar empleo.

¿Cuáles son las perspectivas de la economía estadounidense?

No veo una perspectiva positiva para la economía de Estado Unidos en el próximo decenio. Tampoco, claro está, para otras economías capitalistas poderosas como Inglaterra y Alemania. Las iniciativas que se están tomando no son suficientes para recuperar el dinamismo. Habrá que esperar, pero veo muy improbable que de esta manera se salga de la crisis.

Reflexiones al vapor

lunes, 21 de septiembre de 2009

Carlos Moreira (*)

Estamos llegando al final de la primera década del siglo XXI, y América Latina se enfrenta a una serie de dilemas políticos que no son los mismos de una década atrás. Ante ellos, la teoría política latinoamericana parece crujir, y los antiguos conceptos y certezas reclaman una urgente revisión.

En primer lugar, hasta ahora ha predominado un precepto cuasi inamovible, que lo urgente para las sociedades y los gobiernos latinoamericanos era abordar los problemas sociales, y que no importaba si quedaban para después los asuntos institucionales, pues la brecha entre lo social y lo político se estrecharía solo si se atendían los demandas sociales. Tal era el pragmatismo reinante, que abarcó a derechas e izquierdas. Todos decían saber que hacer, esto es, desarrollar las políticas sociales de tipo asistencialista, y las instituciones y reglas del juego político se ajustaban en función de ello.

¿Hasta cuando vamos a poder sostener que lo social es la variable independiente y lo político institucional la variable dependiente? Creo que muy poco tiempo más. El estado de derecho y la administración de justicia, por ejemplo, reclaman su lugar bajo el sol. La falta de orden civil y seguridad pública en nuestros países cada vez brilla con mayor intensidad en la agenda de los problemas públicos del continente.

En segundo lugar, existe un debate que ha tenido una indudable luminosidad hasta aquí, como es el que se da entre democracia deliberativa vs. democracia representativa, pero el mismo se va mostrando estéril y parece estar llamado a quedarse en el pasado. Y es que, considerar que la democracia deliberativa y la democracia representativa son pares antagónicos o al menos de difícil conciliación, dado que sabemos que la variante representativa nació como reacción conservadora de las variantes deliberativa o directa, está demostrando serios límites al momento de analizar la calidad de la democracia en el continente. Es más, hoy el dilema parece ser como conciliar ambos modelos y superar la (falsa) dicotomía. Y ello porque en algunos de nuestros países, caso Bolivia, la sociedad se organiza crecientemente a través de mecanismos directos para controlar a sus elites y participar de manera permanente y vinculante en la etapa de formulación de decisiones, junto a los representantes que elige para que tomen e implementen esas decisiones. Y esto plantea un escenario nuevo que aún busca su marco teórico adecuado.

En tercer lugar, hasta ahora hemos mantenido como axioma que el desarrollo de la participación política a través de las arenas deliberativas parecía contradictorio con la presencia de líderes fuertes. Es más, se sostiene que los líderes carismáticos del estilo que se denomina neopopulista solo están interesados en manipular las asambleas para beneficio propio. Y se ha dado en criticar algunas experiencias de democracia participativa, como las que ocurren en Venezuela, por ejemplo, con el objetivo de cuestionar el tipo de liderazgo que ejerce Chávez. Y ello también parece una concepción que es necesario revisar, desde el momento en que de ninguna manera es evidente que la calidad de la democracia se resienta con la presencia de un líder carismático. Es perfectamente posible en términos teóricos considerar que se extiende y profundiza la democracia a través de partidos políticos y movimientos sociales, al tiempo que las decisiones se concentran en la figura del presidente, sea esto porque el presidente se somete a las arenas deliberativas o porque lidera sectores y actores históricamente marginados que dependen, al ingresar al juego político, de la presencia de un líder fuerte y activo.

(*) Exposición en la Mesa Redonda Gobernabilidad y Democracia en América Latina, Congreso ALAS, Buenos Aires, 4-09-2009.

Sobre la pregunta

miércoles, 16 de septiembre de 2009


Hace unos días los presidentes Sarkozy y Lula da Silva acordaron que Francia transferirá Brasil tecnología y equipamiento militar por valor de 12.500 millones de dólares, incluyendo cinco submarinos (uno de ellos nuclear), 50 helicópteros y 36 aviones caza. Desde hace cinco años, Venezuela ha comprado a Rusia aviones, helicópteros y armamentos, y en julio pasado, anunció un nuevo acuerdo que le permitirá duplicar el número de tanques. Colombia cede bases militares a Estados Unidos, y éste país reactiva la IV Flota de guerra para surcar las aguas de América Latina. Perú, Chile y Bolivia se suman a los países que han comprado armamentos en los últimos años.

“América latina, ¿hacia una paz armada hasta los dientes?” se pregunta el diario mexicano Milenio en su edición del domingo pasado, y las señales parecen indicar que efectivamente hay una carrera armamentista en el continente. La incógnita es si está derivará en conflictos bélicos en los próximos años.

“El Gobierno argentino intenta regular el monopolio mediático”

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Buenos Aires, 2 de septiembre (Télam).- El investigador Carlos Manuel Rodríguez, especialista en el tema de “medios y democracia” aseguró hoy que el Gobierno argentino “intenta regular el monopolio mediático y los medios inmediatamente responden dando una discusión sobre la libertad de prensa”.

Rodríguez calificó de positiva la reforma en materia de medios que intenta realizar la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Cristina está tratando de regular el predominio excesivo del espacio público y el carácter mercantil de la televisión privada en Argentina. Un ejemplo es lo que ha hecho con el fútbol, que ahora se puede transmitir en los canales públicos”, sentenció.

El investigador, de origen cubano pero que reside desde años en México, dialogó con Télam después de una charla que brindó en el Congreso Alas sobre la “Situación de la calidad de la democracia en América Latina”.

En este sentido, Rodríguez señaló que los medios “inciden en forma sustantiva en los procesos de democratización de América aunque su desempeño es más bien negativo a juzgar por los debates que están dando en Argentina, o que se dieron en México”.

“Los medios no pueden funcionar como mecanismos de exclusión porque no serían democráticos y tienen una función pública clave – concluyó – por eso es valorable el intento de este Gobierno de introducir cambios en este sentido”.

“La instalación de bases norteamericanas en América Latina es inadmisible”

domingo, 6 de septiembre de 2009

Buenos Aires, 2 de septiembre (Télam).- El politólogo argentino Carlos Moreira dijo que “la instalación de bases norteamericanas en América Latina no se justifica bajo ningún concepto”, y señaló que su presencia “introduce un elemento de distorsión en la región”.
“La instalación de bases de Estados Unidos en América Latina me parece un asunto que no tendríamos que estar ni discutiendo – sentenció – y creo que el argumento de Colombia sobre que su decisión es un asunto nacional tampoco se sostiene”.
“Aún con todas las condiciones que se ponen de que van a ser supervisadas, de que no va a haber muchas, creo que introduce un elemento en América Latina de distorsión”, dijo el investigador en diálogo con Télam después de brindar una charla sobre la “Situación de la calidad de la democracia en América Latina” en el marco del Congreso Alas.
En referencia a Honduras, el especialista consideró que “el hecho de que un presidente elegido popularmente haya sido desalojado de su puesto, en forma literal, es algo que como académico, pero además como habitante de este continente no se puede aceptar”.
En este sentido, Moreira consideró que la participación del resto de los gobiernos latinoamericanos en el conflicto fue fundamental. “En teoría habría que dejar todo en manos de la OEA, pero sin embargo, me parece que la presión que ejercieron los gobiernos de los otros países de América Latina fue decisiva para que la OEA se metiera de fondo en el tema”, dijo.
Durante la charla, los panelistas platearon nuevas variables a la hora de evaluar las democracias latinoamericanas, a las que calificaron de híbridas porque, si bien en lo formal todas eligen a través del voto a sus candidatos y no hay fraude, existen otros factores como la inseguridad o la vulnerabilidad de la justicia que las hace menos sólidas.
“Un ejemplo de esto es que a pesar de que las elecciones son regulares en la región, hubo siete presidentes en América Latina que han tenido que dejar sus mandatos en los últimos años por diferentes factores”, concluyeron.