El mercado impecable

domingo, 6 de noviembre de 2011

por Giorgio Ruffolo (*)

La más grave crisis capitalista después de la de los años Treinta del siglo pasado, que desembocó en la gran depresión, no corrompió la fe liberal en la infalibilidad de los mercados, mejor dicho del Mercado. Angelo Panebianco ofrece un  perspicuo ejemplo de eso cuando (en el Corriere della Sera) recorta con elegancia la cuestión suprema de la superioridad del Mercado sobre el Estado como gerente especializado eficaz de las grandes interdependencias económicas. Por eficaz se entiende, pienso, capaz de alcanzar y mantener equilibrios estables. El Estado, en cambio, sería el portador de intereses particulares, nacionales y democráticos destinados por su naturaleza a interferir en los procesos de interdependencia. Al fin y al cabo, un molestador institucional.
Posición elegante pero en mi opinión infundada por dos razones.
La primera es que una posición de interdependencia estable se puede conseguir en diferentes maneras y con diversas combinaciones de distribución del rédito y del poder. La puede alcanzar Suecia y la mafia, esta última, desde el punto de vista del gobierno de las interdependencias, de manera muy eficaz. Una posición de equilibrio se puede alcanzar en condiciones de tendencial equilibrio distributivo o en condiciones de suprema iniquidad. Ahora a mi me parece que Suecia y mafia no son modelos equivalentes.
Pero la segunda razón es aún más importante. El Mercado de hecho en muchos casos no logra alcanzar un equilibrio estable pero establece situaciones inestables o hasta explosivas. Eso ocurre cuando las relaciones económicas no son de naturaleza compensativa (a saber: cuando por ejemplo un aumento de la demanda de bienes provoca un aumento de los precios que reduce su exceso) sino cuando son de naturaleza cumulativa (por ejemplo un aumento de la demanda de títulos aumenta su valor e induce ulteriores aumentos de la demanda: las famosas burbujas).
¿No es justamente eso lo que ocurrió en Norteamérica al principio de este siglo?
Pero la crisis norteamericana va mucho más allá del ya famoso fenómeno de los sub-prime (proliferación de créditos inmobiliarios riesgosos). Ella está arraigada en una condición de progresiva distribución desequilibrada de los réditos. La liberación de los movimientos de capitales iniciada por los Países anglosajones al comienzo de los años Ochenta, impulsando un regreso del capitalismo al objetivo del máximo provecho en mínimo tiempo, exasperó, a causa de la globalización y de la mutada relación de fuerza entre capital y trabajo (y entre capitalismo y estados nacionales), las desigualdades. La política de los réditos, fundamento de un compromiso histórico entre capitalismo y democracia, en el cual el capitalismo aceptaba una “normalización” de las ganancias y los sindicatos de los trabajadores una moderación de sus reivindicaciones, saltó. La desigualdad entre los réditos del capital y los réditos del trabajo se tornó monstruosa. Los efectos depresivos de tal “mutación” capitalista sobre la demanda han sido brillantemente evitados gracias a una enorme implementación del endeudamiento y de su continua renovación. El economista Marc Bloch afirmó que el capitalismo financiero se había convertido en el único régimen económico en el cual las deudas nunca se pagan. La liquidez mundial de la moneda (en sus formas más variadas) había alcanzado por efecto de esta acumulación de deudas en lo que respecta a la posteridad, en el 2007, en víspera de la crisis, un nivel estratosférico, más de doce veces mayor que el producto real mundial. Pero lamentablemente tampoco los mercados hacen milagros. Las olas que se amontonan terminan por romperse en la orilla.
Eso es exactamente lo que ha pasado en Norteamérica generando una crisis que amenaza con acabar en recesión. De golpe la inmensa liquidez se secó, pero las inmensas deudas quedaron. Alguien tenía pues que absorberlas para que el sistema no se evaporara. Y solo podía ser “el molestador” del mercado, el Estado. El endeudamiento privado se convirtió entonces en endeudamiento público a través de un gigantesco rescate y – final grotesco del drama – las agencias de rating, que no pestañearon frente a la “euforia irracional” de los mercados (la expresión es del ex gobernador del Banco Central norteamericano Greenspan), bocharon a los Estados culpables de sus deudas dándole otro lindo empujón a la crisis.
Entonces no tiene nada a que ver la presión “democrática”. Mucho menos tiene a que ver Keynes, muerto y enterrado a la larga, reflotado a sus espaldas por otros ilustres liberales. La inflación financiera que originó la crisis nace enteramente de los mercados que manejaron muy mal su función de gobierno de las interdependencias; y fue sustentada y amplificada por el gobierno más liberal del mundo. A menos que haya sido una quinta columna keynesiana la que se insinuó en la Casa Blanca y en el Banco Central norteamericano, con éxito indiscutible. 
  
Tomado de La Repubblica, 27-08-2011. Traducción para este blog de Mariangela Di Bello 

¿Más Política?

sábado, 29 de octubre de 2011

La utopía anti-mercado de los neo-republicanos

por Angelo Panebianco (*)


Un célebre sociólogo norteamericano, Alvin Gouldner, una vez declaró que nunca había querido ocuparse de política porque politics is about killing people, la política tiene a que ver con matar a la gente. Quien estudia u observa profesionalmente la política sabe, o debería saber, que en esa seca frase hay mucha verdad. Por lo tanto es preocupante lo que la crisis económico-financiera está provocando: las cada vez más numerosas invocaciones de un regreso a la Política con la p mayúscula, de la recuperación de un mando político plenamente soberano contra aquella “anarquía de los mercados internacionales” que habría dominado y permeado el mundo, nuestras vidas y nuestras mentes en los últimos treinta años. Aquellos que se han lanzado a la empresa de favorecer la difusión, en la opinión pública, de nuevos prejuicios anti-mercado deben omitir muchos detalles. Por ejemplo, el hecho que la burbuja inmobiliaria cuyo estallido provocó la crisis del año 2008 fue creada por la política y no por el mercado. O el hecho que la actual crisis del euro tiene un origen político: las marañas del gobierno griego, las indecisiones del alemán.
Obviamente es una regularidad de la historia: cuando llegan las crisis económicas las opiniones públicas se vuelven al Estado, a la política, para obtener protección y el coro de los intelectuales acompaña el movimiento teorizando y salmodiando. En los años Treinta del siglo pasado estaba de moda la “planificación”: el capitalismo laissez faire llegó a su fin, decían muchos, entramos en la era de la economía planificada (por la política). No lo pensaban solo los seguidores de Stalin. Estaban convencidos de ello también muchos que, al no ser comunistas, no querían que Occidente abandonara el camino de la democracia. ¿Fue entonces la política que solucionó la crisis? Seguramente sí. Pero, hechos los debidos conjuros, hay que recordar como finalmente lo logró: con una guerra mundial. Pedirle a la política que ponga remedio a tantos daños, muchos de los cuales provocados por ella misma, es necesario. Mas el pedido demasiadas veces está adornado reflotando antiguos argumentos anti-capitalistas. En nombre de una renovada superioridad de la política cuyos pasados desastres son públicamente ignorados. 
Respeto a los años Treinta hay/existe una gran diferencia. En ese entonces era posible aferrarse a la planificación y al socialismo. Pero, la planificación, junto a la URSS y al socialismo, y a muchas cosas más, ya terminó, hablando con respeto, en el basural de la historia. Y entonces, ¿con cuáles trapos ideológicos se puede revestir, quedando “políticamente correctos”, el antiguo prejuicio? El camino más andado, aparentemente, consiste en reflotar una vieja, y de por sí ilustre, tradición del pensamiento occidental conocida por los estudiosos como “republicanismo” y en usarla como arma contundente contra la economía de mercado. El neo-republicanismo trae sus fuentes de inspiración y sus modelos de antecedentes históricos (idealizados) como la república romana, las comunas medievales, las repúblicas italianas del Renacimiento. Pero las viejas ideas están empaquetadas de manera que puedan servir para nuevas finalidades. En la “buena república” – así se dice – rige la superioridad de la política y es una superioridad “democrática”, basada sobre la igualdad y la participación. Solamente la ley puede y debe vincular la política (pero, en general, los neo-republicanos omiten agregar que la ley, por lo menos en la Europa continental, donde rige la tradición de la civil law, es ella misma una creación de la política). Según el ideal republicano revisitado, la economía tiene que ser sujetada y subyugada por el mando político. La astucia está en el hecho que no es necesario agarrársela abiertamente con la “democracia burguesa”, como se hacía hasta hace unos decenios: es suficiente contraponer al “consumidor” (por definición vicioso o idiotizado por la publicidad) el ciudadano (por definición virtuoso). La ideología republicana, revista y corregida, permite contraponer la democracia al mercado, el mando político a la anarquía económica, la pública virtud a los vicios privados, el bien común (así como lo define la política) a los mezquinos, egoístas, intereses individuales.
La ideología neo-republicana es en esencia una máquina para reciclar pulsiones anticapitalistas. Es el sustituto, o el subrogado, de antiguos mitos socialistas en desarme. En ella encuentran cabida los viejos argumentos sobre la finanza-harina del Diablo, los nuevos anatemas anti-globalización y la demonización de las lobbies, culpables por ensuciar con los miserables intereses privados (aún cuando no existen violaciones a la ley) la pureza y la transparencia de la “ciudad” republicana, por atentar, con su misma existencia, a su virtud virginal.
Lástima que las cuentas no salgan para nada: no hay democracia sin mercado (aunque puede haber mercado, China docet, sin democracia), la finanza es el lubricante necesario de la economía, la globalización no es otra cosa que la dinámica proyección transcontinental de relaciones económicas, sociales, culturales y las lobbies, por fin, son el inevitable anillo de conjunción entre los intereses generados por el mercado y la política democrática.
Por lo que tiene a que ver además con la libertad de consumo, alimentada por la famosa “anarquía” de los mercados, ella es una cara imprescindible de la libertad. Elimínenla o comprímanla y eliminarán o comprimirán también la libertad política. En lugar de una nueva o una renovada ciudadanía habrán conseguido una nueva sumisión.
Las relaciones entre la economía y la política son complejas, hechas por continuas influencias e interferencias recíprocas, cuyos múltiples mecanismos, como reconoce la mejor literatura científica, todavía no logramos comprender del todo. Pero algunas cosas las sabemos. Especialmente tres. Sabemos, en primer lugar, que es equivocado creer que orden y desorden, respetivamente, son el fruto necesario de la jerarquía y de la anarquía. Por lo cual la política, por ser jerárquica, generaría orden y el mercado, en cuanto anárquico, favorecería el desorden. El mercado puede bien dar lugar a un “orden espontáneo” (como lo definía el economista Friedrick von Hayek), un orden no planificado ni querido por nadie mas generado por el encuentro y la agregación de un grandísimo número de planes y voluntades individuales. A su vez, el mando político (jerárquico) puede resultar un tremendo productor de desorden: guerras, feroces represiones, anomia social. En realidad, la política es, desde este punto de vista, un Jano bifronte: puede, en algunas circunstancias, favorecer el orden pero es también la fuente principal de las explosiones de desorden.
Estrictamente ligada a la idea equivocada que siempre relaciona el orden con la política y el desorden con el mercado, hay otra también, igualmente equivocada: la que se nutre del mito del gobernante omnisciente y omnipotente. Desde que empezó a influir en las políticas de algunos gobiernos la ideología planificadora (basada, precisamente, sobre ese mito) solo logró provocar catástrofes económicas. Como era inevitable, al ser falso que los gobernantes son omniscientes y omnipotentes. El conjunto de informaciones y conocimientos concentrados en sus mentes siempre es dramáticamente inferior a la suma de los conocimientos dispersos entre los operadores económicos, los consumidores, etc. Y los instrumentos administrativos para la aplicación de las políticas centralizadas chocan puntualmente contra la complejidad de las situaciones económicas y sociales, provocando cataratas de consecuencias no queridas y de efectos perversos.
Tampoco los gobiernos de las democracias escapan a esta regla. Uno de los dramas de la democracia es que la retórica democrática obliga a los gobernantes – si no quieren perder las elecciones – a fingir, frente al público, seguridades que no tienen, a dar a entender que tienen respuestas claras, que en absoluto no tienen, para los desafíos y los problemas que debemos enfrentar. Miren la crisis actual. No hay gobernante (de Obama a la Merkel, de Sarkozy a Cameron a Berlusconi) que no intente hacerles creer a sus propios electores que sabe exactamente lo que está haciendo y cuales consecuencias beneficiosas tendrá. Lo cual significa, simplemente, que las reglas de la política obligan a los gobernantes a mentir.
Una segunda cosa que sabemos es que las relaciones entre política y mercado pueden ser de dos tipos. En el primer tipo, la mayor parte de las relaciones económicas está “contenida” en una unidad política imperial, los confines políticos y los económicos coinciden: esa fue/ha sido la condición más frecuente en el mundo pre-moderno. En el segundo tipo, confines políticos y confines económicos divergen: mientras los mercados son, al menos potencialmente, mundiales, la política es fragmentada, dispersa en una pluralidad de unidades políticas (Estados). Esta es la condición prevalente en la edad moderna.
Propio sobre este tema Giorgio Ruffolo (la Repubblica, 27-08-2011) polemizó amablemente conmigo, atribuyendo a mi incorregible “liberalismo” una afirmación hecha en un editorial publicado en el Corriere del 13 de agosto: ahí había contrapuesto la vocación universalista de la economía y la individualista de la política, el carácter internacional de los mercados y el nacional de los gobiernos. En mi interpretación, aquella contraposición, típica de la modernidad, implica/supone tanto ventajas (la sociedad abierta occidental no hubiera sido posible de otro modo) como desventajas (los continuos desequilibrios y las periódicas crisis).
Yo no tengo ninguna dificultad en declararme culpable,  si de culpa se trata, de ese liberalismo que Ruffolo me atribuye. Pero la afirmación ante citada quería ser una constatación fundada en la experiencia histórica, no una toma de posición normativa. Los sistemas político-económicos cerrados (o sea imperiales) siempre terminan estrangulando tanto la economía como la libertad.  Éste, por lo menos, fue el desenlace en todas las civilizaciones conocidas. En cambio, los sistemas político-económicos abiertos (que combinan mercados internacionales y pluralidad de Estados), además de ser más dinámicos y vitales en el plano económico, son también capaces de cultivar mejor la siempre frágil plantita de las libertades individuales.   
Por último, sabemos que cuando se le permite al prejuicio anti-mercado difundirse, si no se lo combate, el resultado es realmente poner de nuevo la política “en el lugar de mando”, devolverle brillo (sea lo que sea lo que eso significa) a la Política con la p mayúscula, pero al precio de menos, y no más, democracia. Es una manera segura de aplanarle el camino al autoritarismo. Porque solo una política limitada y equilibrada por vivas y potentes fuerzas sociales es compatible con lo que llamamos democracia liberal. Y se da el caso que el mercado es, históricamente, junto a las instituciones religiosas,  el más importante generador de esas fuerzas. Ésta, de todas formas, fue la experiencia de algunos siglos de historia europea.
Puede ser que en los próximos años o decenios – pero el juego sigue todavía abierto – vayamos hacia un definitivo ocaso del liderazgo occidental. Un liderazgo en el que contó, ciertamente, la política, pero condicionada y equilibrada por sociedades que el dinamismo del mercado contribuyó a mantener pasiblemente libres, abiertas  y pluralistas. A una pérdida del liderazgo correspondería también el fin de las capacidades de atracción y sugestión de las instituciones occidentales: los nuevos “modelos político-económicos” tendrían, con buena paz de los neo-republicanos, rostros mucho más ásperos, mucho menos amistosos hacia las libertades individuales.
De la política obviamente no podemos prescindir. A ella nos encomendamos en la búsqueda de un poco de seguridad (aunque, al ser un Jano bifronte, a menudo decepciona nuestras expectativas). La política puede desarrollar pasablemente su tarea solo si está provista, como decía Maquiavelo, de “buenas leyes” y de “buenas armas”. Pero, sin embargo, siempre tiene que ser limitada, controlada, a través de otras fuerzas e instituciones sociales. Y hay que manejarla con cautela. Como conviene con los materiales inflamables o explosivos.

(*) El autor es Profesor de Ciencia Política de la Universidad de Bologna. Sus libros más recientes son Il potere, lo Stato, la libertà (Il Mulino, 2004) y L’automa e lo spirito (Il Mulino, 2009). Tomado del Corriere della Sera, 25-09-2011. Traducción para este blog de Mariangela Di Bello

miércoles, 26 de octubre de 2011

El mundo se estremece: de Túnez a Siria, de Grecia a España, de Chile a Estados Unidos, una crisis global y compleja sacude los cimientos del orden social y político. En una entrevista reciente Zygmunt Bauman dijo que “el 15-M es emocional, le falta pensamiento” (El País, 17-10-2011). ¿Es realmente así?



En las sucesivas entradas del blog iremos publicando algunas de las respuestas que comienzan a ensayarse, y liberales, neo-republicanos y anarquistas (entre otros) tendrán su lugar, en cierta manera contradiciendo al gran intelectual polaco, ya que las crisis siempre producen pensamiento!

Compartimos los comentarios

lunes, 3 de octubre de 2011

En estos días se han publicado numerosas crónicas sobre las publicaciones de Carlos. En los siguientes links podrán encontrar los comentarios de de algunos colegas.


Nuevo libro de Carlos Moreira.

Entrevista en CX 36 - Radio Centenario de Uruguay.

martes, 6 de septiembre de 2011


Ángeles: El invitado de esta hora es Carlos Moreira autor de un libro del que queremos hablar, habría mucha cosa para hablar con él pero hoy vamos hablar del libro que se llama Apuntes sobre el Primer Gobierno del Frente Amplio en Uruguay 2005-2010, es de editorial El Grillo Sí. Carlos Moreira dice el propio libro nació aquí en Montevideo, Uruguay, reside desde hace tres décadas en Buenos Aires con intervalos en Montevideo y ciudad de México, posee la doble nacionalidad uruguaya y argentina, entre 2005 y 2009 se desempeñó como representante director fundador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) sede Uruguay, actualmente es profesor investigador en la Universidad Nacional de Lanus en Argentina y profesor visitante en la Universidad Autónoma de Baja California, México. Entre sus libros se encuentran Una Mirada Hacia la Democracia Uruguaya - Reforma del Estado y Delegación Legislativa, 1995-1999, editado en el 2003 en México, La Nueva Política en América Latina - Rupturas y Continuidades, una compilación en colaboración con Diego Raus y Juan Carlos Gómez Leiton editado en 2008 en Uruguay y tres escritos sobre Marx en autoría con Dante Avaro editado en el año 2009 en Argentina, es un gusto recibirlo por acá, bienvenido, buen día...

Carlos: Muchas gracias, buenos días a los oyentes, muchas gracias por la invitación

Ángeles: Un libro que me parece interesante por varios lados, por un lado porque son los primeros años del gobierno frenteamplista en el Uruguay, que sienta las bases de lo que va a ser la presencia del FA en el gobierno, me parece importante porque también se dice que va a ser candidato Tabaré Vázquez en las próximas elecciones y porque vos ubicas en distintos capítulos distintos aspectos que hay que tener en cuenta, esta como, yo no quiero decir objetivo porque sería imposible, pero es una mirada desde el académico pero en medio de la sociedad, no te lavas las manos pero tampoco lo haces como podemos opinar nosotros en la esquina. Como está armado este libro, con qué postura está armado este libro...

Carlos: El libro que tiene 8 capítulos es el resultado de una serie de trabajos que fueron publicados y reformulados para el libro y otros que estaban inéditos y traté de seguir dos líneas de análisis, una que es la que se ve en los dos primeros capítulos es tratar de ubicar el gobierno del FA dentro de los procesos históricos un poco más largos, digamos los últimos 40 años, tratar de ver el bosque para después acercarme al árbol, es decir que ahí hay un intento de ese tipo, de más larga duración y ubicar al gobierno del FA allí y luego en los sucesivos capítulos ya ir ampliando sobre esos 5 años de Tabaré Vázquez sobre diversos aspectos de la gestión de gobierno. Hay un capítulo dedicado a las políticas públicas, hay otro capítulo dedicado a la relación y a las políticas que se intentaron respecto a los medios de comunicación, también hay un capítulo sobre de lo que en ciencias políticas se llama el estado de derecho, el tema de la seguridad, el funcionamiento del Poder Judicial, el tema de lavado de dinero, etcétera, hay también un capítulo dedicado a estos aspectos

Ángeles: Todo lo que estás nombrando que está escrito sobre ese gobierno del 2005 al 2010 son ejes de gobierno hoy, de lo que es el gobierno hoy, de lo que es la política hoy y el gobierno en Uruguay, son los temas centrales todos los que nombras, la reforma del estado, el tema de la seguridad, el tema de la prensa, son todos temas ejes...

Carlos: Exactamente y el tema de las políticas sociales que se centraron en esos planes de asistencia, digamos que no hay originalidad allí, no hubo originalidad en el gobierno del FA porque eso fue una política común para todos los países de América Latina ya sean de izquierda o de derecha, todos los países de América Latina implementaron el mismo tipo de programa que era la asistencia directa a los sectores que estaban por debajo de la línea de pobreza

Ángeles: Vos en uno de los capítulos haces un llamado, decís que no se puede seguir mirando como siempre el papel del estado y de los partidos políticos porque aparece allí un invitado, seguramente también es en toda América Latina, que son los organismos internacionales...

Carlos: Exactamente, por eso el interés en los primeros capítulos de ubicar los procesos de más larga duración, en los años 70 ya comenzó ese retiro del estado, ya desde la época de la dictadura militar con la liberación de precios, etcétera y el estado como actor de las políticas públicas en Uruguay en los últimos 40 años se ha ido retirando, ha perdido capacidad y entonces se ve el ingreso de este nuevo actor que son los organismos financieros internacionales  

Ángeles: Claro, que son los que terminan mandando, fue Lacalle el que dijo una vez que los gobernantes en los países eran administradores pero que no definían las políticas...

Carlos: Sí con el gobierno de Lacalle, incluso hasta físicamente los organismos estuvieron presentes en casa de gobierno formulando las políticas y monitoreando la implementación; lo que hacen los gobiernos electos desde Lacalle para acá es ser representantes o responsables políticos ante la ciudadanía, el otro rol aparece más difuso, pero realmente la formulación e implementación de las políticas se hace desde los organismos internacionales

Ángeles: Llegado el FA al gobierno, ¿sobre ese tema hay un cambio o siguen actuando igual, qué tipo de rol se plantean con el gobierno del FA frente a eso?...

Carlos: Se siguen las mismas líneas, la gran orientación es esa entonces todos los programas de políticas ya sea de reforma del estado incluso los programas de seguridad o las políticas sociales siempre están formulados, monitoreados desde los organismos internacionales

Ángeles: Todo pasa por ahí. En todo tu trabajo, no solo en este libro sino en otros libros has dedicado tu trabajo, tu pensamiento lo has dedicado al tema reforma del estado, ¿se corresponde con la época también o es un tema de Uruguay?...

Carlos: Se corresponde con la época pero en Uruguay hay un sesgo que se ha dado, por ejemplo en el gobierno de Tabaré Vázquez y que quizás continúe ahora, que es un sesgo hacia la reforma del estado entendida como reforma de los recursos humanos, es decir que haya menos empleados, que estén capacitados los empleados, etcétera. Hay aspectos muy importantes de una reforma del estado que yo marco acá en el libro que creo es uno de los talones de Aquiles de la democracia uruguaya que es el poder judicial del cual nadie habla. Nosotros tenemos un poder judicial que también es un poder del estado con pocos recursos, absolutamente atravesado por el poder político, sin autonomía, etcétera, que sin embargo no se plantea como un objetivo de la reforma del estado, es una reforma del estado siempre dirigida al tema de los recursos humanos, por lo general encargados para que haya menos recursos humanos, siempre la tendencia ha sido desde lo que nosotros llamamos desde arriba y desde el gabinete, con poca participación de los involucrados, ya viene el lineamiento y se trata de aplicar ese lineamiento, es una reforma del estado limitada

Ángeles: Sí, menos gente para trabajar y privatización parece que va junto con esa reforma en todos los casos...

Carlos: Exactamente. A pesar que no está tan claro como en otras situaciones como fue el gobierno de Carlos Menem en Argentina que era como el alumno preferido del decálogo del consenso de Washington, también en Uruguay desde los años 90 para acá se viene aplicando las políticas del consenso de Washington, entre ellas las privatizaciones a la uruguaya, es decir de manera heterodoxa de repente un poco más gradual y más lenta pero la tendencia es exactamente esa

Ángeles: Ahí también, hoy decía lo de Lacalle pero Sanguinetti que dijo, no importa la velocidad sino el rumbo, o sea que está claro que va en el mismo camino y con el FA también tiene esa misma característica...

Carlos: Totalmente, es la misma tendencia, se respetó, incluso en algunos momentos de este gobierno actual y mirado desde afuera hasta puede parecer un menemismo tardío, es decir, se están planteando cosas que quizás en otros lugares en los cuales se avanzó en su momento mucho más radicalmente ahora se están revisando, sin embargo acá la tendencia todavía sigue

Ángeles: Vas a tener que hacer un libro de este gobierno actual, no sé si vas a poder esperar tanto como 5 años pero vas a tener que hacer un libro.
Tenemos que decir que el libro está a la venta en la radio, ustedes pueden pasar por aquí en los horarios que siempre manejamos a buscarlo y Morales dice, aunque parezca tener poco que ver con el tema del libro pregunto, ¿es el mismo Carlos Moreira cuyos padres viven en el Complejo 12 de Octubre en Lezica?, si es así mis saludos, tengo el libro Reforma del Estado autografiado por él...

Moreira: Que alegría recibir un mensaje de Morales, un saludo para él

Ángeles: Es así Morales, es del barrio digamos. Dentro de todo lo que es el libro tenemos una guía para toda la gente que se interese leerlo, cosa que recomendamos realmente. A nosotros nos pasaba que cuando lo llevábamos a la fonoplatea que nos preguntaban si era a favor del FA porque veían en la tapa a Tabaré Vázquez y a Nin Novoa, no es a favor ni en contra es un estudio, un apunte sobre lo que ha sido ese gobierno...

Carlos: Sí, la tapa fue una decisión de la editorial, como manejan también criterios pasa por ahí

Ángeles: El tema de las privatizaciones como sinónimo de reforma del estado en Uruguay, vos mencionabas el tema de relación con la prensa, pero en una parte cuando hablas en uno de los capítulos sobre la preparación para el gobierno, se puede hablar de que hubo señales de que el gobierno del FA iba a ser lo que después fue, porque todo el mundo se imaginaba viene el FA al gobierno, vienen cambios profundos, es la izquierda, se imaginaba todo lo contrario a las privatizaciones, un montón de cosas se imaginaba que iba a ser lo contrario, ¿pero hubo señales de lo que iba a ser el FA en este gobierno?...

Carlos: Sí, si recordamos aproximadamente 2 años antes de las elecciones del 2004 ya había, las encuestas empezaron a marcar que el FA podía llegar al gobierno, entonces la preparación del programa y después donde se derivó la plataforma electoral que se hizo en esos 2 años, se hizo con la perspectiva cierta que se podía llegar al gobierno y hubo varias señales. Hay que decir que cualquier gobierno no solo el del FA siempre la gestión se desarrolla en un contexto que plantea ciertos límites, eso sería como la mitad de las explicaciones de lo que pasa, pero la otra mitad son las decisiones políticas que se toman y que tienen influencia en el curso de acción, es decir, el contexto limita, constriñe pero también hay decisiones políticas. Y hubo diversas decisiones políticas a partir del 1º de marzo del 2005 que dieron señales del rumbo que iba a seguir ese gobierno, una es la designación del que fue Ministro de Economía

Ángeles: Pero lo hizo bastante antes de las elecciones...

Carlos: Sí, a la salida de una reunión con el BID en Washington, eso fue una señal muy clara de cual sería la política general y a los 30 días, para fines de marzo, primeros días de abril del 2005 se firmó el acuerdo con el FMI que significó que en pleno inicio de la discusión del presupuesto quinquenal ya estaban marcados cuales serían esos límites, esas fueron algunas de las señales. Otra muy importante fue que el FA en el gobierno, eso fue muy claro también, cortó amarras con el partido, con la fuerza política, las comunicaciones entre el gobierno y las fuerzas políticas se cortaron, los militantes y los dirigentes intermedios no tenían acceso a la información de lo que estaba pasando en el gobierno, como que el gobierno sé autonomizó del FA y eso quitó posibilidades de control sobre el cumplimiento del programa importantes

Ángeles: Allí hubo un papel importante de lo que se llamó los cabeza de lista que ahí estaban los principales dirigentes del FA, que se puede decir que Tabaré Vázquez hablaba con ellos, hablaba con los cabeza de lista, los puso de Ministros incluso...

Carlos: Eso lo analizo en uno de los capítulos del libro, analizo como fue el proceso de elaboración del programa en esos 2 años que se crearon diversas comisiones, unidades temáticas, incluso hubo congresos del FA donde se aprobó el programa, pero finalmente la versión final del programa pasaba por dos filtros muy importantes, uno era la reunión de Tabaré con los cabeza de lista que eran 7 y otro el propio entorno que Tabaré Vázquez armó de asesores que daban el puntillazo final al programa. Sería interesante incluso profundizar en una investigación sobre las versiones preliminares de los programas y las versiones finales del programa, como fueron diversos filtros, entonces en las elaboraciones más colectivas después no se reflejaron en las versiones finales

Ángeles: Exacto. En otra parte vos hablas del carácter centrista del FA que se podría haber perfilado, se podía haber visto desde el principio también y de dos espacios o dos elementos centrales que son el combate a la pobreza a través de las políticas sociales y la conciliación social por la negociación colectiva, trabajadores empresarios y gobierno, ¿con estas dos condiciones se puede definir que un gobierno va a ser centrista, por esos dos temas?...

Carlos: Yo creo que el FA hizo un agiornamiento ideológico en los años 90 y que la llegada de Tabaré Vázquez a la presidencia del FA tuvo mucho influencia en ese corrimiento desde la izquierda hacia el centro del FA ideológico y luego ya en las propuestas de política de gobierno, lo decía hace un ratito, las políticas sociales sobre el plan de emergencia social, en realidad es un plan que se aplicó sin variantes también en países como en Colombia que uno no podría decir que el gobierno de Uribe era un gobierno de izquierda, es el mismo tipo de políticas, ese es un pilar que define un gobierno centrista

Ángeles: Hasta la creación del Ministerio de Desarrollo Social, también va...

Carlos: También y el otro pilar es el de la negociación colectiva porque en realidad la negociación colectiva que había sido suspendida en el gobierno de Lacalle, que se retomó y en ese sentido es un aporte para el movimiento obrero, sin embargo fue un mecanismo para la creación de consenso, es decir para atar el consenso especialmente durante los dos primeros años que fueron cruciales, 2005-2007, y tratar de evitar el conflicto social

Ángeles: Es muy interesante ese análisis que haces porque acá ha pasado que a veces escuchas a un gobernante hacer un discurso, un planteamiento frente a un tema de políticas sociales y es exactamente igual de un partido o del otro, sea un colorado, un blanco o un frenteamplista hablan igual y es el mismo discurso, si lo ha usado hasta el gobierno de Uribe lo entiendo...

Carlos: Incluso hasta el gobierno de Calderón en México, otro ejemplo ideológicamente distinto, pero es el mismo tipo de políticas, una asignación económica mensual en efectivo a los individuos que están por debajo de la línea de pobreza

Ángeles: Pero lo interesante es que los partidarios del gobierno digamos, lo han usado en dos temas como para demostrar que es de izquierda, es de izquierda porque combate a la pobreza y aplica políticas sociales, es de izquierda porque volvió a la negociación colectiva entre trabajadores y patrones, eso no es de izquierda entonces...

Carlos: Sí, incluso en un congreso latinoamericano de ciencias políticas que se desarrolló hace unos 2 años en Costa Rica hubo funcionarios del gobierno de Tabaré que defendían estas políticas sociales como de izquierda en un público que conocía que esas políticas sociales son generalizadas en América Latina, incluso el hecho de reivindicarlas como de izquierda es muy difícil fuera del contexto del Uruguay  

Ángeles: Claro, acá lo usan, es muy demagógico porque dicen que hay que ser solidario incluso el propio Mujica lo ha dicho ahora, hay que ser solidario, todo el mundo quiere repartir la riqueza hasta que le tocan su bolsillo y ese tipo de “filosofía”...

Carlos: El tema con esas políticas sociales es que nosotros ahora estamos en un contexto de crecimiento económico en todo el continente, yo ahora estoy trabajando en un nuevo libro donde tomo algunos datos sobre los gobiernos progresistas o de izquierda en América Latina, como ha sido la evolución del PBI y en todos habido un crecimiento económico Uruguay por ejemplo entre 2005-2010, son datos que están actualizados, está en segundo lugar en América Latina en crecimiento con un promedio de 6.7 del PBI. Esas políticas sociales están atadas a una fase ascendente del ciclo económico pero como no están previstas las rutas de salida, es decir, que pasará cuando el ciclo esté en la fase descendiente y no haya recursos genuinos para esas políticas y sin embargo no se pueda dejar de gobernar sin esas políticas porque faltan las reformas más estructurales, si no se hacen reformas estructurales hay un sector importante de la población que es el sector de pobreza dura, que no puede salir de esa situación con una asignación mensual de 50 dólares, faltan las reformas de fondo, entonces mientras estamos en la curva alta del ciclo económico hay dinero para dar y el problema se tira para adelante

Ángeles: Y el problema se va haciendo cada vez más grande, hoy aparecen datos de lo que está pasando en la Universidad, dicen que menos de 5 de cada 100 estudiantes en universidades estatales lograron mínimos de suficiencia y si vas al nivel liceal té encontrás con lo que encontrás y en primaria lo mismo, los temas del libro son todos muy interesantes. Vos también tocas el tema movimiento social, las organizaciones sociales y su relación con el gobierno...

Carlos: Sí, para escribir ese capítulo realicé muchas entrevistas y consulté muchos documentos y es muy interesante porque Uruguay tiene toda una tradición de movimiento social especialmente el movimiento obrero y el movimiento estudiantil que está muy ligado a los partidos políticos, especialmente al FA y a la formación del FA, etcétera, entonces me propuse analizar cual había sido la relación durante el gobierno de Tabaré Vázquez con el movimiento social en esos 5 años. Creo que hubo un proceso interesante que especialmente tuvo un pico en el 2007, 2008 que fue la aparición como de dos sectores  dentro de los movimiento sociales, un sector más oficialista y un sector opositor, un sector oficialista o de apoyo crítico, lo podemos denominar de varias maneras y un sector más opositor dentro de los movimientos sociales, sería interesante continuar esa línea y ver si, como yo he leído estudios para Brasil, si se dio algún tipo de fenómenos de cooptación, es decir si hubo presencia masiva de dirigentes de los movimientos en los puestos de gobierno, eso no lo pude trabajar, porque son procesos que se han dado en este tipo de gobierno

Ángeles: Cuando te metas en el tema va hacer muy interesante con lo que te vas a encontrar, vas a encontrar líneas muy claras también en eso, ¿y con la prensa Carlos, la relación del gobierno con la prensa?...

Carlos: La relación del gobierno con la prensa fue tensa durante los 5 años, especialmente por la relación de Tabaré Vázquez con los medios de comunicación

Ángeles: Porque no da entrevistas...

Carlos: Exactamente y también de sus funcionarios, en el capítulo correspondiente sito diversos casos de funcionarios incluso del actual presidente cuando era Ministro en relaciones tensas con la prensa, esa fue una línea general. La otra es las grandes propuestas del programa del FA, este capítulo lo escribimos con otra investigadora que se llama Lucía Vincent, analizando las propuestas del programa del FA para los medios de comunicación y después comparándolas con las políticas efectivamente llevadas adelante vimos que no se cumplió el programa del FA, incluso tratamos de delinear alguna hipótesis de por qué no se cumplió, pero evidentemente la situación de los medios de comunicación en Uruguay quedó tal cual, prácticamente tal cual estaba con la excepción de una ley de radios comunitarias. Respecto al carácter oligopólico prácticamente y en mano de familias los medios de comunicación del Uruguay y esto viene desde muchas décadas atrás y que el FA se había propuesto políticas en ese sentido no se llevaron adelante, hubo como un pacto a pocos meses de iniciado un pacto implícito de no tocar eso y eso quedó incambiado 

Ángeles: Va haber una continuación de este libro después ¿no?...

Carlos: Espero que sí

Ángeles: Tiene que haber una continuación de como maduro todo lo que vos tenías planteado acá. No queremos que te vayas sin hablar unos minutos de México, porque te vas ya para México y estás más tiempo en México que en Uruguay, pero no en cualquier lugar de México además...

Carlos: Exacto, estoy en el norte en Baja California específicamente en la ciudad de Tijuana en la frontera con Estados Unidos. Yo hace muchos años que estoy ligado a México, no es ninguna revelación la situación difícil que se está viviendo allí y que estamos viendo con preocupación, porque al fenómeno más conocido del narcotráfico, los cárteles del narcotráfico que resurgieron en los últimos años cuando el tema del tráfico pasó de Colombia a México, se agrega ahora del 2006 para aquí, es decir en los últimos 5 años que es el gobierno actual de Calderón, una militarización de la vida política y social en México porque Calderón tomó la decisión de sacar al ejército a las calles para combatir el narcotráfico. Según los cálculos conservadores habido en estos 5 años 40 mil víctimas entre fuego cruzado, entre miembros de cárteles, miles de desaparecidos, gente que no se sabe dónde está, hay cifras que llevan esto a 50 mil, entonces el ejército en las calles que se pretendía una solución para el tema del narcotráfico en México, ha agravado muchísimo la situación, porque eso afecta entre otras cosas la vida de los movimientos políticos, la vida de los movimientos sociales, la vida cotidiana de las personas, es una situación difícil

Ángeles: ¿Y elecciones en México cuando hay?...

Carlos: El año próximo y el candidato con más posibilidades, o por lo menos las encuestas lo dan como el que tiene más aceptación, es un retorno del PRI al gobierno

Ángeles: Vamos a ver si estamos más en contacto para estar informados más directamente de lo que pasa en México y a la vuelta conversaremos nuevamente Carlos...

Carlos: Con mucho gusto

Ángeles: Buen viaje y buen trabajo también que después aprovechamos todos 

La comunicación.

martes, 14 de junio de 2011

En Japón desastre sísmico, no atómico

lunes, 25 de abril de 2011

SIN ENERGIA NUCLEAR Y SIN PETRÓLEO
por Giovanni Sartori (*)
 

El título es interrogativo: es una pregunta. Pero la gráfica no admite signos de interrogación en el título. Los tiene que poner el lector. No sé si vamos a quedar sin nuclear y también sin petróleo. Me lo pregunto.
La catástrofe de la instalación nuclear en Japón detendrá o de otro modo aplazará bastante la construcción de nuevas centrales atómicas.
Pero la verdad es que en Japón la catástrofe ha sido en primer lugar sísmica (un terremoto entre los tres más grandes nunca ocurridos desde que los medimos) seguida por un maremoto gigantesco que arrasó las conexiones eléctricas de los sistemas de refrigeración. Por lo tanto la lección no es que las centrales nucleares son por sí mismas peligrosas, sino que no deben ser construidas en zonas sísmicas. Pero por el momento esta distinción se nos escapa, arrollada por el horror y el terror que todos sentimos habiendo visto las imágenes de Fukushima.
La mala suerte quiere que al mismo tiempo la producción de petróleo caiga cada vez más en manos pérfidas (para Occidente). Europa Occidental casi no tiene, y tampoco los Estados Unidos tienen bastante para ellos. En ese hemisferio el País con más petróleo es Venezuela, gobernado “de por vida” por un caudillo a la cubana y enemigo visceral de los Estados Unidos. En África el oro negro se encuentra sobre todo en Nigeria donde guerrilleros-piratas infestan el delta del Níger y los musulmanes degüellan a los cristianos; y después, precisamente, sobre todo en Libia.
Mubarak cayó rápidamente porque su ejército dependía de la ayuda norteamericana (la cual no podía permitir una masacre de la población civil). Gadafi, en cambio, les paga a sus soldados y mercenarios con los ingresos del petróleo y entonces puede permitirse resistir e incluso masacrar a quien se le resista. En realidad Gadafi ya hubiera aplastado la rebelión a sangre y fuego sin la intervención autorizada por las Naciones Unidas; lamentablemente una intervención vacilante que corre el riesgo de hundirse en el ridículo. Por el momento la única certeza es que si Gadafi permanece en el poder se vengará negándonos su petróleo.
¿Qué queda? Quedan Arabia Saudita y los varios emiratos árabes de contorno; y queda  Rusia, más el Irán de los ayatollah. Y como Irán es un enemigo mortal de Occidente, está claro que queda demasiado poco para un mundo hambriento de petróleo. Sin contar que también Arabia Saudita se vuelve inestable si todo Oriente Medio vacila.
Queda también – no lo puedo olvidar por deber de inventario – el metano. Italia lo recibe de Rusia, de Argelia (inestable) y hasta ahora (pero posiblemente ya no) de Libia.
Vuelvo al nuclear. Respecto a la imposibilidad de remplazarlo estoy de acuerdo con lo escrito en el Corriere por Panebianco y Boncinelli (16 marzo). Y vuelvo a repetir que la catástrofe ocurrida en Japón no es atómica: es sísmica. La lección es que es una locura construir centrales en donde sabemos que la tierra tiembla. Pero también es una locura no construirlas donde la tierra no tiembla y donde un tsunami no puede llegar.
En los próximos 25 años la necesidad energética mundial crecerá, se prevé, un 60 por ciento. No será con el sol ni con el viento que podremos llenar la vorágine de vacío energético que se está perfilando.

(*) Tomado del Corriere della Sera, 27-03-2011. Traducción para este blog de Mariangela Di Bello

LOS ESTADOS POSCOLONIALES LAS CULPAS DE LOS VIEJOS DUEÑOS

domingo, 17 de abril de 2011

por Sergio Romano (*)

[…] Hubo colonialismos dotados de algunas virtudes y otros viciados por una evidente dosis de racismo. En la categoría de los mejores pondría antes que nada a la administración británica de la India, durísima en algunos momentos (la represión del gran motín en el 1857), pero también capaz de instalar en la sociedad hindú principios y métodos que se volverían el patrimonio hereditario del país en el momento de la independencia. Y no olvidaría a Francia, brutal y represiva en muchas circunstancias, pero también capaz de formar en sus escuelas a los hombres y las mujeres que combatirían para su libertad. En la categoría de los peores pondría la administración belga del Congo, sobre todo a fines del siglo XIX, y la política de los colonos de origen holandés en Sud África.
Italia en Libia mezcló represión y paternalismo. El mayor defecto de su administración no fue solo el despiadado tratamiento de los rebeldes cirenaicos, sino también y sobre todo su culpable indiferencia hacia la formación de una clase libia formada por administradores, profesionales, pequeños empresarios. Al final de la Segunda Guerra Mundial el número de libios diplomados y recibidos era extraordinariamente modesto. Alguien podría observar con razón que los resultados de una política colonial dependen en gran parte de las condiciones de la sociedad local al momento en que la potencia imperial se adueña del país. Entre el “cajón de arena”, poblado por más de cien tribus, en el que nos instalamos en el 1911, y los demás países del Mediterráneo meridional controlados por Francia y Gran Bretaña, existía una diferencia abismal. Pero la gran culpa del colonialismo italiano fue la política racista adoptada por el régimen a fines de los años treinta. Esa política tuvo el efecto de descartar a priori la creación de una clase dirigente local. […]

(*) Fragmento de la respuesta a una carta de lectores, tomado del Corriere della Sera, 24-03-2011. Traducción para este blog de Mariangela Di Bello.

El viento árabe de la libertad. Lo justo y lo útil.

sábado, 5 de marzo de 2011

por Angelo Panebianco (*)


En política muchas veces se da una desagradable divergencia entre lo que “es justo” y lo que “es útil”, entre lo que pensamos sería justo hacer a la luz de los principios que profesamos y lo que sabemos que es útil para nuestros intereses. En política internacional, desde luego, esa divergencia es la regla. Eso contribuye a explicar la elevada tasa de hipocresía que, con el permiso de WikiLeaks, rodea las relaciones entre los Estados. Se aparenta hacer lo que es justo pero se actúa para realizar solo lo útil. Solamente en pocas, excepcionales circunstancias, lo justo y lo útil coinciden. Ahora, para Italia en sus relaciones con Libia, y para Occidente entero en sus relaciones con Oriente Medio, llegó uno de esos momentos: hacer lo que es justo para sostener las rebeliones contra los tiranos coincide con lo útil, con nuestro interés.
En las fases de efervescencia revolucionaria está de moda criticar la Realpolitik, las conmistiones y las complicidades con los tiranos. Pero en circunstancias normales, no revolucionarias, la Realpolitik es una necesidad. Todos seremos felices si y cuando los chinos se liberen del yugo autoritario pero, hasta ese entonces, vamos a seguir tratando con la dictadura. No podemos auto flagelarnos por haber traficado con los dictadores medio-orientales, desde Ben Alì hasta Mubarak, hasta Gadafi. Lo imponían los intereses de las democracias occidentales: ningún gobernante democrático puede conservar el poder si no protege el interés de su propio país así como lo definen los grupos internos, políticos, sociales y económicos, que cuentan.
Ahora sin embargo el juego cambió y también nuestros intereses en relación a Oriente Medio están definiéndose. Lo justo y lo útil ahora tienden a coincidir: contribuir, por parte nuestra, a favorecer en esos países el éxito de regímenes políticos más aceptables para sus ciudadanos es coherente tanto con nuestros valores cuanto con nuestros intereses. ¿En qué estamos interesados? Estamos interesados en que las transiciones en Oriente Medio no adquieran, con el tiempo, un signo antioccidental. (…)
Existe un problema italiano en relación a Libia y existe un problema europeo en relación a Oriente Medio en su conjunto. (…)
Sus intereses [de Europa] en Oriente Medio son demasiados importantes para que ella pueda permitirse el lujo de no adoptar, aun en acuerdo con el aliado americano, una postura al mismo tiempo enérgica y que denote cierta capacidad de ver lejos. Las primeras señales son pésimas. Elegir, como lo han hecho las democracias nórdicas europeas en estos días, librarse del problema, rechazar aun en forma hipotética la idea de una gestión europea de la posible afluencia de prófugos desde Norafrica, dice mucho sobre la condición en la que se encuentra la Unión. El tsunami político medio-oriental puede ser ese “desafío externo” a los más vitales intereses de la seguridad en Europa capaz de hacer dar un salto de calidad en la integración europea. O bien, puede ser el escollo que la haga naufragar definitivamente. La relación es en dos sentidos: el desafío medio-oriental podría inducir más cohesión en Europa y más cohesión le haría falta para influir, tal vez metiendo mano a un plan extraordinario de ayudas, sobre el futuro de Oriente Medio: con el fin de conjurar derivas fundamentalistas en países carentes de un pasado democrático, y de impedir que la región sea trastornada, dentro de un tiempo, por nuevas guerras.
Termino observando que no deberíamos dejarnos ganar por la crónica perdiendo de vista los tiempos más largos de la historia. Muchos observadores hoy dicen que las actuales revoluciones medio-orientales llevadas a cabo en nombre de la libertad marcan el fracaso de las tesis sobre los conflictos entre civilizaciones. Más allá de que todavía no sabemos como terminarán esas revoluciones, véase el caso de Arabia Saudita, imaginemos que la revolución llegue también ahí. ¿Alguien puede seriamente afirmar que en Riad se instalaría un “gobierno democrático”? Ganaría, justo allá donde el mundo más se abastece de energía, más fácilmente, un fundamentalismo fanático: un conflicto de civilizaciones al cuadrado. La prudencia es una virtud indispensable para comentar los acontecimientos de estos días.

(*) Tomado del Corriere della Sera, 27-02-2011. Traducción para este blog de Mariangela Di Bello.

Nuevos paradigmas La extrema (útil) transparencia de Wikileaks

sábado, 1 de enero de 2011

por Lorenzo Sassoli De Bianchi (*)


El caso Wikileaks nos recuerda que el mundo está viviendo una verdadera revolución con algunas características inéditas: es global, viaja a altísima velocidad y no ocurre en las calles con barricadas y gases lacrimógenos. Esta insurrección tiene lugar en nuestras mentes: está cambiando la naturaleza de nuestra sociedad, está transformando la política, la economía, el trabajo, nuestra vida privada. Es la tercera revolución de la comunicación y del conocimiento en la historia humana. Después de la invención de la imprenta (Gutenberg 1453) que recuerdo vehiculó, entre otras cosas, la Reforma protestante y el Iluminismo; después de la invención de la radio (Marconi 1896), al final del siglo pasado nació la Web, la aldea global profetizada por McLuhan. Desde ese momento, el conocimiento se volvió, más que nunca, terreno de confrontación para Estados, Naciones e individuos. La importancia de Wikileaks no reside en la revelación del último secreto, sino en la tecnología que la hizo posible, la cual demuestra ser un arma potentísima para develar mentiras oficiales y defender derechos humanos.
Hay que admitirlo: ingresamos a la era de la participación: hay una generación que se crió online y quiere descubrir y conocer el mundo por su cuenta confrontándose con quienes comparten este interés.
Es una situación totalmente nueva con reglas todavía por escribir. Si nuestras organizaciones políticas, económicas, sociales y culturales no se adaptarán, inevitablemente sucumbirán. Esto porque la sociedad de la información lleva a un conocimiento siempre mayor y quien tiene acceso a informaciones relevantes va a desafiar todo tipo de autoridad. Es un cambio radical de poder. “Power to the people”, cantaba John Lennon: el poder es cada vez más de la gente: el gran proyecto socialista, el sueno de transferir el poder al pueblo no lo están realizando los discípulos del comunismo, sino los “nativos digitales”, los chicos criados con la Red.
La consecuencia de todo eso es la creciente necesidad de transparencia. El estúpido, sumiso y humilde ciudadano murió: los electores desafían a los políticos, los empleados desafían a los dirigentes, los estudiantes a los profesores y a los legisladores, los pacientes desafían a los médicos, los hijos a los padres, los consumidores a las empresas, las mujeres desafían a los hombres.  El mundo digital pone al desnudo a los reyes: Obama se vuelve transparente, la ONU se vuelve transparente, los poderes de cada Estado y gobierno se vuelven transparentes. “Es el asalto a los Palacios de Invierno, que asusta a los falsos tronos donde se sientan, muchas veces, falsos reyes”, así escribe, con gran lucidez, Barbara Spinelli. Si eso es cierto, en lugar de demonizar a Wikileaks y a los editores que publican los dossiers es mejor que quien se ocupa de la cosa pública asuma que el deber de la transparencia es hoy el imperativo categórico y que todo lo que se diga y haga en nombre de la democracia es, in primis, de publico interés. Y es igualmente evidente que estrictamente relacionada con la transparencia está la responsabilidad. Responsabilidad de aquellos a quienes elegimos para gobernarnos los cuales se muestran bastante molestos si lo que dicen y hacen se transparenta a quienes los eligieron. La nueva democracia, guste o no, se cumplirá solo cuando todos sepan lo que realmente piensa y hace quien nos gobierna: vamos a ser libres solo cuando los gobiernos dejen de ocultar las cosas a sus propios ciudadanos, es decir, a los que se supone deberían servir.
Wikileaks está bajo ataque en todas partes del mundo, su sitio Web esta luchando para permanecer online. Assange será abandonado a su destino, pero se está tratando de matar al mensajero para no enfrentarse con el mensaje. Podemos debatir sobre Wikileaks cuanto querramos pero, al final, importa poco, porque la revolución silenciosa en acto perturbará inevitablemente el mito del secreto en las instituciones. El viento ha cambiado: sólo los barqueros parecen no darse cuenta.

(*) Tomado del Corriere della Sera, 18-12-2010. Traducción para este blog de Mariangela Di Bello