LOS ESTADOS POSCOLONIALES LAS CULPAS DE LOS VIEJOS DUEÑOS

domingo, 17 de abril de 2011

por Sergio Romano (*)

[…] Hubo colonialismos dotados de algunas virtudes y otros viciados por una evidente dosis de racismo. En la categoría de los mejores pondría antes que nada a la administración británica de la India, durísima en algunos momentos (la represión del gran motín en el 1857), pero también capaz de instalar en la sociedad hindú principios y métodos que se volverían el patrimonio hereditario del país en el momento de la independencia. Y no olvidaría a Francia, brutal y represiva en muchas circunstancias, pero también capaz de formar en sus escuelas a los hombres y las mujeres que combatirían para su libertad. En la categoría de los peores pondría la administración belga del Congo, sobre todo a fines del siglo XIX, y la política de los colonos de origen holandés en Sud África.
Italia en Libia mezcló represión y paternalismo. El mayor defecto de su administración no fue solo el despiadado tratamiento de los rebeldes cirenaicos, sino también y sobre todo su culpable indiferencia hacia la formación de una clase libia formada por administradores, profesionales, pequeños empresarios. Al final de la Segunda Guerra Mundial el número de libios diplomados y recibidos era extraordinariamente modesto. Alguien podría observar con razón que los resultados de una política colonial dependen en gran parte de las condiciones de la sociedad local al momento en que la potencia imperial se adueña del país. Entre el “cajón de arena”, poblado por más de cien tribus, en el que nos instalamos en el 1911, y los demás países del Mediterráneo meridional controlados por Francia y Gran Bretaña, existía una diferencia abismal. Pero la gran culpa del colonialismo italiano fue la política racista adoptada por el régimen a fines de los años treinta. Esa política tuvo el efecto de descartar a priori la creación de una clase dirigente local. […]

(*) Fragmento de la respuesta a una carta de lectores, tomado del Corriere della Sera, 24-03-2011. Traducción para este blog de Mariangela Di Bello.

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