NUNCA FUE UN MORALISTA Y MENOS UN PROFETA

jueves, 8 de octubre de 2009


18 de octubre, centenario del nacimiento de Norberto Bobbio

por Marco Revelli (*)


Bobbio (1909 - 2004), a pesar de las apariencias, no es un moralista. En el complejo juego entre Valores y Poder, entre Moral y Política, no resuelve unilateralmente el dilema a favor de los primeros. No resuelve la política en la moral dominante, el ejercicio del poder en los valores absolutos. Al contrario: conserva sistemáticamente abierta la díada. Hace de la tensión entre los términos que la conforman el objeto del debate: el desafío de la civitas a la universitas. Y eso no sólo porque es perfectamente consciente de la dramática distancia que separa – para usar una fórmula que le gustaba – los ideales de la burda materia: el plano ideal y proyectivo de los Valores (de los Principios) del plano coriáceo, duro, de la práctica cotidiana (y del los Resultados). Sino también porque conoce los efectos dramáticos de una identificación sin residuos entre los dos términos: el extremo peligro implícito en una Política (en el ejercicio del poder) supuesta como práctica de Valores absolutos (y como tales no negociables).

En esa conciencia reside su ajenidad y hostilidad hacia la figura del intelectual Profeta. Y por otro lado su identificación con el intelectual Mediador, empeñado en la difícil arte del diálogo, de la recomposición no unánime ni compromisoria, y de la confrontación civilizada.

Así como reside en el permanente retorno de aquella preocupación (resumida en la admonición de Julien Benda a propósito del riesgo constante de la trahison des clercs) su deliberada ambivalencia, en el sentido positivo del término: la continua oscilación entre una posición realista y una idealista. Entre un realismo político hasta duro, fuerte, por un lado – Maquiavelo, Hobbes, hasta Marx en cuanto realista político, o Pareto e Mosca – y una especie de idealismo (en el sentido del valor de los ideales) por el otro – Kant, y después Gobetti, Capitini, Benda -, que podemos interpretar según los valores del Iluminismo y que no es utopía abstracta, aunque posee ciertamente un fuerte contenido ético.

Sin embargo no es incertidumbre. O incapacidad de decisión. Es método. Esa oscilación entre opuestos sin un cierre decisivo a favor de uno, ni tampoco superación dialéctica en una síntesis superior, es parte integrante de la estructura misma del pensamiento de Bobbio. De su carácter intrínsecamente diádico. O dicotómico. O antitético, podemos llamarlo de muchas maneras. Si se recorre analíticamente la producción científica e intelectual de Bobbio – lo hizo de manera magistral Michelangelo Bovero – se puede comprobar que las dicotomías son infinitas: no sólo Ética y Política, sino también – como se ha visto – Democracia y Dictadura, Paz y Guerra, Igualdad y Libertad, Política y Cultura, Derecha e Izquierda, para limitarnos sólo a los títulos de algunos de sus escritos más célebres. Y además – a la raíz misma del método – las distinciones fundamentales entre Público y Privado, Estado y No-Estado, Derecho y Fuerza, Hechos y Valores. Cada uno de estos binomios implica dilemas y antítesis que casi nunca se resuelven sin dejar atrás problemas abiertos.

Existe, por otro lado, una autoconfesión de Bobbio, muy significativa a este propósito: “¡He abierto muchas cuestiones y no he cerrado ninguna!”. Y es en esta dificultad para cerrar – que tiene a que ver con el rechazo a construir sistemas, que anida esa idea de lo trágico en la que se esconde la clave más profunda del pensamiento de Bobbio. Lo trágico, precisamente, representado por la dificultad, tal vez la imposibilidad, de resolver de manera satisfactoria y definitiva las aporías individuadas por la razón, que lo lleva a la conclusión según la cual elegir es necesario, pero ninguna elección es en realidad completamente inocente. Toda elección tiene un saldo negativo que, antes o después, será necesario enfrentar.


(*) Fragmento de la introducción a "Etica e política" de Norberto Bobbio, colección de ensayos publicada por Meridiano Mondadori, en venta en las librerías italianas desde el pasado 15 de septiembre. Tomado del Corriere della Sera, 13-09-2009. Traducción para este blog de Mariangela Di Bello.


2 comentarios:

pablo dijo...

muy interesante la nota y el blog

Jorge (Estado de Mexico) dijo...

muy bueno el blog, siempre lo sigo