La conferencia sobre el clima

jueves, 24 de diciembre de 2009


No juguemos con el fuego
por Giovanni Sartori (*)

Dicen lo médicos que el paciente tiene neumonía. Responden los familiares: aunque sea cierto no tenemos el dinero para curarlo y tampoco estamos de acuerdo con el tratamiento. ¿Entonces lo dejamos morir? Respuesta: quizá se mejore, mientras esperamos.
El paciente en cuestión es la Tierra, y los familiares a su cabecera son los así llamados “grandes” de la Tierra, quienes se reúnen en Copenhague a partir del lunes 7 de diciembre para una cumbre sobre el clima que suscitaba muchas esperanzas y que en cambio nace ya medio muerta.
Por fin los Estados Unidos tienen a un presidente consciente del colapso ambiental que incumbe; mas Obama fue a China, y China lo detiene. Inmediatamente después India vuelve a informarnos que no está para nada lista para portarse bien. Imagínese todos los demás países “en vías de desarrollo”. Si la India todavía debe crecer (antes que preocuparse de otras tonterías como el destino de los monzones), aquellos con más razón.
¿Por qué no logramos avanzar? Es porque estamos enredados, además que por pegajosos intereses constituidos, por un mar de pretextos sin pies ni cabeza. Para decir una, la tesis que los países subdesarrollados tienen que ser indemnizados por ese pasado durante el cual los “desarrollados” los contaminaron. ¿Desde cuándo? ¿Cómo se puede afirmar que una persona es responsable por haber transmitido el SIDA antes que fuera descubierto?
Del mismo modo que, cuando la sociedad industrial dejó proliferar las chimeneas alimentadas a carbón nadie sabía que esas chimeneas amenazarían el clima. En 1968 Paul Ehrlich denunciaba la explosión demográfica (con razón), pero ni siquiera él sabía de la bomba ecológica. Y lo mismo vale, a mediados de los años 70, para Aurelio Peccei y el Club de Roma, quien concentró su atención sobre la limitación de los recursos, no sobre un colapso ecológico que la ciencia todavía no había captado.
Entonces, nadie puede ser considerado responsable por un acontecimiento que no quiso y no previó. Sin embargo asistimos al espectáculo de un Occidente llorón que se siente “culpable” y promete indemnizaciones no debidas que piensa pagar con dinero que, entre otras cosas, no tiene.
Pero pasemos al punto crucial: la contabilidad, cómo se cuenta qué. Hoy los países que más contaminan son, en el orden, China, Estados Unidos, India. Mas China e India objetan, en su defensa, que los que más ensucian y derrochan son, per capita, individuo por individuo, los estadounidenses. Cierto, pero irrelevante.
La contaminación es global, aletea sobre todo el planeta en su conjunto. Por lo tanto lo que cuenta es el total, solamente el total, de las emisiones contaminantes. China (e India seguirá pronto) contamina más que todos porque los chinos son mil trescientos millones. El hecho que, tomados individualmente, sean más frugales que los norteamericanos, no mueve el problema un solo milímetro. Y queda el hecho que si en los últimos 50 años las emisiones de Co2 de los países ricos se duplicaron, las de la India se decaduplicaron.
Pero ya no es tiempo de recriminar y de regatear. Quien llega a Copenhague con estos propósitos quiere el mal de todos y también el propio.

(*) Tomado del Corriere della Sera, 06-12-2009. Traducción para el blog de Mariangela Di Bello

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece aberrante el articulo. El cambio climatico no se sabra desde los 60, pero si se sabe desde hace 15 años e igual siguieron contaminando, así que los paises desarrollados son responsables. Por otra parte no es una indemnizacion si no un subsidio, no se puede exigir a un pais que cambie su matriz productiva de una dia para otro, sobretodo porque el desarrollo no lo hizo en su momento, y lo propone ahora que esta en condiciones de hacerlo.

Anónimo dijo...

no comparto totalmente la posicion ni las razones de Sartori, pero hay que decir que acerto que la cumbre nació muerta o casi...

Anónimo dijo...

La reunión de los líderes del mundo que se realizó en Copenhague, ha fracasado, los países ricos siguen sin escuchar los reclamos de los países pobres. Mucho se ha hablado sobre el daño que el hombre le esta ocasionando a la tierra, sobre lo irreparable de los mismos, sus consecuencias. Tema que moviliza a miles y miles de personas que procuran proteger a la tierra del mismo.

Al respecto, tengo dos noticias que darles, una de ellas es buena y la otra, obviamente mala.

La buena noticia es que a pesar de todo lo que viene haciendo el hombre sobre la tierra, a pesar de sus esfuerzos, de su accionar consciente o inconsciente, de todo el daño responsable o irresponsable, que viene ocasionándole, la tierra va a permanecer incólume.

Ya nos ha demostrado que si bien su capacidad de reacción es muy lenta, casi imperceptible, ella reacciona aunque nosotros no lo podamos notar. Al mismo tiempo su capacidad de recuperación es casi increíble, es muy grande, hasta podríamos decir que es majestuosa e inconmensurable, esas capacidades propias del planeta le van a permitir mantenerse indemne y por supuesto a salvo del hombre.

Pero esta buena noticia, como es de esperar, conlleva consigo una mala noticia, y es que para sobrevivir la tierra va a destruir al hombre, y después de hacerlo cosa que seguramente hará muy lentamente va a seguir flotando en el espacio, girando en su órbita celeste sin inmutarse de haber devorado a sus hijos, gestando en su seno nuevas especies, nuevos amaneceres, incubando nuevas historias, y así esa gran madre dará vida a nuevos esplendores, otras humanidades.

Anónimo dijo...

el comentario anterior es de Norberto Quaglia, de la Protocomuna de Flores (Buenos Aires)