Crisis del capitalismo e imaginarios colectivos

jueves, 13 de mayo de 2010

por Raúl Prada Alcoreza *

Pablo Stefanoni, economista, investigador y periodista parece que no se ha dado por enterado de la crisis del capitalismo, de los ciclos del capitalismo, de las crisis ciclas del capitalismo, de las crisis financieras que anuncian el fin de un ciclo y el comienzo de otro. Menos puede esperarse que se haya enterado de la crisis congénita al crecimiento y el desarrollo capitalista, tampoco podemos esperar que comprenda lo que significa la crisis estructural del capitalismo. Por eso se ufana de dar una lista de situaciones y hechos donde trata de demostrarnos que el capitalismo está vivito y coleando, para terminar preguntarse que “¿no vendría bien un poquito de descriptivismo ante el riesgo contrario de salirnos completamente de la realidad?”. Parece concluir orgulloso con esta pregunta una columna que inscribe como título otra pregunta: “¿Una revolución mundial capitalista? “, calificándose un poco más abajo de aguafiestas, lo que parece hacerlo feliz. No estoy muy seguro que el economista haya entendido la diferencia entre la mirada orgánica, estructural e integral de los procesos, de la mirada descriptiva y, en este caso, diseminada de los hechos. Tampoco estoy seguro que el investigador haya investigado objetivamente las tendencias inmanentes del proceso de acumulación capitalista, menos su desplazamiento en las economías nacionales y la economía mundial. Estoy menos seguro que el periodista este informando sobre la relación de los hechos. Más bien parece tratarse de una toma de posiciones en el campo de batalla del proceso boliviano, optando por una tendencia pragmatista y realismo político en el campo de fuerzas que pugnan el proceso. Se cree muy ingenioso al descalificar los rituales y las ceremonias de la challa dedicadas a ofrendar a la pachamama, al cuestionar con cierto aire de pedantería y pretendido racionalismo las creencias, los saberes y las interpretaciones que giran alrededor de la cosmovisión del pacha, del equilibrio y la armonía dual y complementaria, que forma parte de las concepciones heredadas, recreadas y reconfiguradas andinas. El columnista considera que nos da una lección cuando distingue, usando a prestigiosos historiadores – que creo no estarían dispuestos a apoyar estos devaneos -, los movimientos indígenas en sus distintos contextos históricos, sobre todo los relativos a la rebelión indígena del siglo XVIII, de los discursos contemporáneos de reivindicació n cultural, anticoloniales e interpretativos de lo que se denomina como pachacuti, que quiere decir trastrocamiento, crisis, retorno; discursos que califica despectivamente como “pachamamismo”, lo que expresa un oculto racismo y los prejuicios recurrentes de una izquierda colonial. Toda esta elucubración no es otra cosa que la muestra de un gran desconocimiento del tema y del problema.

A pesar de haber investigado una ruta, la historia del instrumento político (MAS), que forma parte de todo un complejo de procesos inherentes de los movimientos sociales desatados desde la masacre del valle (1974), no parece haber entendido mucho de las lógicas inmanentes de estos procesos y de las dinámicas moleculares de los movimientos sociales, tampoco de las formas representativas que acompañaron la formación del instrumento político. Entre estas formas jugaron un papel politizador las recuperaciones simbólicas en los imaginarios sociales, en la reconstrucció n de las identidades colectivas; por ejemplo el discurso katarista ha formado parte de la atmósfera representativa y de legitimación de las resistencias, rebeliones y movimientos de las últimas décadas.

Lo que pasó en Tiquipaya tiene que ver tanto con una lectura de la crisis del capitalismo, desde la perspectiva de la crisis ecológica, como también con las reivindicaciones de los pueblos indígenas y el posicionamiento de otra perspectiva civilizatoria y culturar nombrada como vivir bien. Esta conferencia mundial de pueblos en defensa de la madre tierra desplazó las discusiones de las cumbres, circunscritas en la evaluación del calentamiento global, hacia el análisis de las causas estructurales del cambio climático. Este es un logro que no se puede desacreditar por una especie de deleite periodístico convertido en supuesta crítica. Llamo comienzo de una revolución mundial anticapitalista a este acontecimiento por el compromiso logrado por los movimientos sociales asistentes de defender los derechos de la madre tierra, identificando al capitalismo como la causa estructural de la crisis ecológica; creo que forma parte de los nuevos movimientos antisistémicos antiglobalizadores, anticapitalistas y ecologistas.

* Viceministro de Planificación Estratégica del Estado de Bolivia. Docente e investigador de Socología.

5 comentarios:

wilson (uruguay) dijo...

gracias carlos por publicar estos articulos

fabian gomez dijo...

creo que los son articulos muy interesantes, y hacen a un debate necesario bievenidos !!

Javier Figueroa dijo...

Bolivia es un laboratorio social y politico que todos los latinoamericanos miramos con sumo interes, porque de alli saldran grandes lecciones para el camino a seguir por todos los pueblos del continente. Cada pueblo debera encontrar cual es su senda, no hay duda que no hay una sola, pero mirando a Bolivia se aprende mucho del propio camino a recorrer. Salud hermano pueblo boliviano !!

un tocayo tuyo desde desde Mexico dijo...

Estimado Carlos, el articulo de Pablo Stefanoni ya lo habia leido, me faltaba el de Raul Prada. gracias !!

Isabel Rauber dijo...

Estimado Carlos,

Con interés comencé a leer tu articulo que se distingue de inicio por la fuerza del mensaje que anuncia un contenido de fondo. Se podrá o no suscribir todo, pero lo cierto es que hay un mensaje que transmite ideas claves para estos tiempos y sobre todo, inspiran respeto ante ellas y quien las escribe porque son ideas sostenidas con los cuerpos, con la vida diaria y el empeño en construir lo nuevo.
El problema de los mensajes de Stefanoni, para solo mencionar uno, es que se ubica siempre en el centro de la cuestión, como si de él dependiera la "salvación de Bolivia". "Léanme y serán libres", algo asi se desprende de quien se ufana en nombrar autoridades y descalificar a quienes entiende posibles "contrincantes" en lo que parecer ser una pelea competitiva por demostrar que él es "el mejor".
En fin, lo felicito por exponer tan claramente su pensamiento y quiero decirle que coincido plenamente con su afirmacion de que en Bolivia se está procesando social y culturalmente una opcion civilizatoria. En medio de multiples escollos, problemas culturales, rezagos del pasado corporativista, como por ejemplo, las luchas actuales intersectoriales, sin descalificarlas porque ellas también encierran parte de lo nuevo.
Es lo nuevo y lo viejo en disputa a través de las acciones de los pueblos, ora unos ora otros. Todos estamos en medio de esa batalla, al menos quienes buscamos diariamente, en nuestra construcciones cotidianas, caminos para avanzar a pesar de los enormes escollos y barreras que pone el capital con su hegemonía mundial.
Es ejemplar la fuerza de los pueblos, empobrecidos, saqueados, expoliados y discriminados, como es el caso de Bolivia, quienes con su terca esperanza no se han dejado derrumbar ni aplastar y hoy levantan con fuerza la defensa de la vida resumiendo con su atrevimiento de lucha la esperanza de todos los pueblos del mundo.
Hay que pensar alternativas concretas y bien aterrizadas sobre el desarrollo; no sirven paradigmas viejos y coloniales, no sirve pensar que el crecimiento es sinónimo de desarrollo. La integralidad del desarrollo (economía,sociedad, cultura, educación) y un nuevo tipo de bienestar del pueblo basado en la equidad solidaria entre los seres humanos en equilibrio con la naturaleza, que se resume en la apuesta del vivir bien, es clave. No soy ingenua ni pienso que esto sea el paraiso terrenal hoy, pero esta propuesta es parte de las luces paradigmáticas que alumbran el camino colectivo en busca de un futuro posible para la humanidad en función de la vida, sabiendo que esta busqueda nos trasciende y hacerla realidad llevará muchos años. De ahi la paciencia para comprender las dificultades del presente y sin amedrentarnos nutrirnos de lo positivo y disponernos a dar cotidianamente la pelea cultural, moral, económica y social por hacer realidad ese vivir bien entre nosotros y con los otros.
Te saludo fraternalmente,
Isabel Rauber