A propósito de la Pachamama, las cumbres y el cambio climático

miércoles, 19 de mayo de 2010

por Rhina Roux (*)

En relación con la polémica abierta por el debate Stefanoni-Blanco, que también es interés de Prada y de muchos de nosotros, creo que para pensar la nueva gramática de la rebelión es necesario pensar también la nueva forma de la dominación. Eso intentamos, o quizá apenas balbuceamos, en el texto Capitales, tecnologías y mundos de la vida. El despojo de los cuatro elementos (Adolfo Gilly y Rhina Roux, Herramienta 40, Buenos Aires, marzo 2009, pp. 21-46). Quisimos enfatizar ahí la cuestión del despojo, porque muchas discusiones parecen centrarse en un problema de políticas públicas (el neoliberalismo) (y sus cambios desde el aparato del Estado).

Si el diagnóstico es correcto, y el despojo adquiere nuevas proporciones gracias a las innovaciones tecnológicas, se iluminan de otro modo los significados profundos de las rebeliones indígenas (que no son, por cierto, y en eso coincido con Mabel Thaites Rey, porque el mundo es ancho y complejo, las únicas nuevas formas de la rebelión).

Pienso que lo novedoso de estas rebeliones, en contraste con otras épocas, es que en sus luchas actualizadas en defensa de la comunidad natural está también contenida su conexión empírica con otras luchas de afirmación del trabajo viviente, es decir, de la condición humana. En medio de la catástrofe ecológica que acompaña a la actual mutación en la relación de capital, lo que otorga una nueva universalidad a estas rebeliones es que, en la defensa de sus comunidades y territorios, está también contenida la afirmación de la vida humana frente a la racionalidad inherentemente depredadora del proceso-capital. En esas anduvieron las guerras del agua y del gas en Bolivia, el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, la defensa de la autonomía y de los territorios de las comunidades indígenas de México, Bolivia y Ecuador o la insubordinación de los pueblos indígenas de la Amazonia.

El nuevo contenido universal de la rebelión de las comunidades agrarias, expresado en metáforas y mitos propios de civilizaciones milenarias (es decir, desde los mundos de la vida en que esas comunidades interpretan el Diluvio en curso), no radica en la adopción de un discurso trascendental. Su soporte material y social reside en el enfrentamiento con un fenómeno nuevo: la generalización de la irrupción violenta y destructiva del capital en los antes dominios de la naturaleza y en sus propios mundos de la vida. A diferencia de Hugo Blanco, que el señor sí sabe bien de esto desde toda su vida, esto es lo que no parece entender Stefanoni, quien me parece se queda muy en la superficie, confundiendo el resorte profundo de la rebelión de la comunidad natural con los discursos de las muchas ONG's y recién convertidos al indigenismo que, ellos sí, pienso, pretenden convertir una experiencia histórica concreta y compleja en un nuevo modelo universal para todos los pueblos. El trabajo viviente, el no-capital, adquiere distintos y múltiples rostros. Experiencia acumulada y memoria, como dice Mabel Thwaites Rey, más cultura, resultan en un multicolor y fascinante rompecabezas de la rebelión.

(*) Rhina Roux es politóloga y profesora-investigadora en la Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco (México), e integra el Grupo de Trabajo de CLACSO El Estado en America Latina. Rupturas y continuidades, que coordina la Dra. Mabel Thwaites Rey.

6 comentarios:

Eduardo (Distrito Federal) dijo...

coincido con la autora que las rebeliones de los sectores populares expresan una defensa de la condicion de vida, como no estar de acuerdo !! pero hasta que punto esas rebeliones de resistencia al ddespojo implican una logica anti capitalista?

Eduardo (Distrito Federal) dijo...

coincido con la autora que las rebeliones de los sectores populares expresan una defensa de la condicion de vida, como no estar de acuerdo !! pero hasta que punto esas rebeliones de resistencia al ddespojo implican una logica anti capitalista?

Anna dijo...

yo pienso que mas alla que se llegue o no a una situacion verdaderamente revolucionaria, no es poco importante lo que cada pueblo en su momento logra construir, porque se trata de un proceso de acumulacion de largo aliento. tampoco la caida de La Bastilla en 1789 fue un hecho aislado, sino la culminacion de una serie de movimientos revolucionaros de la burguesia de varios siglos, desde el final de la edad media, y con ejemplos fracasados como el caso de la Fronda francesa en el siglo XVII

Jose Luis dijo...

mirado desde Bolivia, parece un poco retorico y sin base empirica, hablar de un sujeto revolucionario, supuesto eje de la supuesta revolucion del MAS, porque la base de sustentacion social del gobierno del MAS son los campesinos dedicados al cultivo de coca, que muchas veces invaden tierras y se enfrentan a los indigenas para apropiarse de sus tierras para extender los cultivos. pienso que hay que manejar matices, y sacarle ideologia al analisis para que tenga validez y sea util

Maria (Buenos Aires) dijo...

de acuerdo !!! propongo leer de nuevo lo de Pablo Stefanoni

Maria desde Buenos Aires dijo...

Estimado Carlos, de todos los articulos que lei en esta serie, este me parce el mejor y mas fundamentado. el de Stefanoni es muy bueno, aunque quizas un poco pasional, el de Prada lo veo muy ideologico, y para mi gusto, el de Roux es el mas objetivo.