Waterlat es una red de investigación abocada al tema de la Gobernabilidad y la Ciudadanía en la Gestión del Agua y la Salud Ambiental en América Latina.
La Red está formada por investigadores de Europa y América Latina y tiene vínculos con la comunidad de investigación GOBACIT, un grupo más amplio que incluye también colaboradores en África y Asia.
A continuación, parte de la entrevista al colega José Esteban Castro, coordinador de Waterlat, realizada por la Agencia de Noticias Científicas y Tecnológicas Argentina del Instituto Leloir, en el pasado mes de mayo.
Gran parte de la humanidad continúa enfermando y muriendo por enfermedades prevenibles debido a la falta de acceso a los servicios de agua limpia y saneamiento. De acuerdo con un libro recién publicado, que reúne investigaciones de 34 expertos de 20 países, eso no se debe a la falta de tecnologías adecuadas, sino que se trata más bien de “un problema fundamentalmente social, ético y político”.
Desde el año 2000 la comunidad internacional adoptó las así llamadas Metas de Desarrollo del Milenio (MDM), que en el caso de los servicios de agua y saneamiento se proponen reducir a la mitad la población mundial que carece de acceso a agua limpia y a los servicios de saneamiento básico (recolección, tratamiento y disposición de desechos líquidos y sólidos), para el año 2015.
Sin embargo, el más reciente informe global sobre el tema, el Tercer Informe Mundial del Agua de la UNESCO publicado en marzo de 2009 reconoce que “de acuerdo a las tendencias actuales la meta (de las MDM) para los servicios de saneamiento no será alcanzada por un amplio margen en la mayoría de los países en desarrollo”.
“Casi la mitad de la población mundial carece de acceso a estos servicios. Esto significa que millones de seres humanos continuarán enfermando y muriendo como consecuencia de enfermedades hídricas prevenibles como las infecciones diarreicas, la Hepatitis A, la fiebre tifoidea, y el dengue, entre otras”, indica el doctor José Esteban Castro que se desempeña como catedrático en Sociología en la Universidad de Newcastle, Reino Unido. Y agrega: “esta situación no es explicable como el resultado de la falta de conocimiento técnico o de tecnologías adecuadas para garantizar esos servicios a todas las personas, sino que se trata más bien de un problema fundamentalmente social, ético y político”.
Con el objetivo de subrayar y difundir las dificultades que impiden la universalización de esos servicios y proponer al mismo tiempo soluciones para lograr esos objetivos, Castro, en asociación con el doctor Léo Heller, profesor en Ingeniería Sanitaria y Epidemiología de la Universidad Federal de Minas Gerais en Brasil, dirigieron la edición de un libro titulado Servicios de Agua y Saneamiento: políticas públicas y gestión.
“El objetivo de nuestro trabajo es el de estimular la producción de conocimiento científico en un área en la que consideramos existe un vacío en la investigación, que es la interface entre la gestión técnica de las empresas y las políticas públicas en el sector de los servicios de agua y saneamiento. Especialmente nos preocupa promover una mayor sinergia entre las ciencias sociales y las disciplinas tecno-científicas (ingeniería e hidrología entre otras), que por la naturaleza de este sector de actividad son las que han tenido el rol central en la producción de conocimiento sobre el tema”, señala Castro que también es coordinador de la red de investigación sobre agua, gobernabilidad y ciudadanía en América Latina WATERLAT (www.waterlat.org), que cuenta con investigadores en la mayoría de los países de la región incluyendo Argentina y Brasil.
“También nos interesa”, señala Castro, “promover una mayor interacción entre los diversos sectores de responsabilidad pública involucrados en el tema, especialmente una mayor colaboración intersectorial entre los organismos encargados de la gestión del agua y aquellos que tienen responsabilidad por los servicios básicos de agua y saneamiento y la salud pública. Es decir, creemos que la búsqueda de soluciones concretas que permitan que los grandes adelantos tecnológicos beneficien al conjunto de la población y no sólo a algunos sectores requiere que logremos niveles más elevados de coordinación interdisciplinaria e intersectorial”.
Castro y sus colaboradores parten del reconocimiento de que la organización y gestión de servicios públicos esenciales como los de agua y saneamiento presuponen una sólida base de conocimiento y pericia técnicos.
Dado que en la actualidad están disponibles los medios técnicos para asegurar el suministro de estos servicios, el que gran parte de la humanidad no tenga acceso a ese derecho básico se debe a problemas socio-económicos y políticos de carácter estructural.
Para dar cuenta del avance científico y técnico, el libro describe una gran diversidad de casos, por ejemplo el de los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, y Suecia) en donde históricamente los gobiernos municipales en las ciudades y las cooperativas en la áreas rurales lograron universalizar estos servicios y mantenerlos en funcionamiento con los grados de calidad más elevados de Europa.
Otros casos importantes que se discuten en detalle en el libro son los de Estados Unidos y Canadá, en los cuales, afirman los autores, “se hizo posible extender el beneficio del desarrollo tecnológico al conjunto de la población mediante la acción decisiva del estado, particularmente en relación a las inversiones y al modelo de gestión. Por ejemplo, en Estados Unidos la mayor parte de la población recibe sus servicios de agua y saneamiento de empresas públicas, especialmente municipales.” Por lo tanto, como conclusión los autores destacan que “la organización y control general de esos servicios deben estar en manos del estado, no puede dejarse este sector estratégico a la voluntad de los actores particulares, trátese de comunidades, empresas privadas o otros actores de nivel local o regional”.
Para Castro y sus colegas, la solución al problema requiere que las sociedades “reconozcan que los servicios de agua y saneamiento no deben ser considerados como una mercancía a la que sólo pueden acceder aquellos que pueden pagar por ellos, sino que más bien constituyen una responsabilidad social y pública que debe asumir el Estado. En realidad, poner el conocimiento científico y tecnológico al servicio del conjunto de la sociedad mediante la universalización de un derecho básico para el sostenimiento de la vida humana como es el agua limpia constituye uno de los retos éticos que confrontamos en el siglo veintiuno”.
Informalidad y representación política (2)
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*Artículo publicado en *El Comercio*, martes 28 de diciembre de 2021*
La semana pasada comentaba sobre cómo el mundo informal peruano ha pasado
de ser v...
2 comentarios:
felicitaciones por el blog !
muchas gracias por la información, la difundiremos por supuesto citando la fuente
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