A propósito de Honduras.

miércoles, 1 de julio de 2009


LA DERIVA AUTORITARIA EN HONDURAS Y EN CENTROAMERICA:

LA ZAGA CHAVISTA A NIVEL CONTINENTAL

Jesús Tovar (*)

¿Qué va a pasar en Honduras? Una posible trayectoria es la siguiente: Zelaya regresará al poder con el apoyo de la comunidad internacional, movilizaciones sociales cada vez más crecientes, repentinos y arrepentidos aliados al interior de la clase política, y algunos mandos militares que negociaran amnistías. Más adelante, el reinstalado presidente hondureño no tendrá ningún contrapeso político para asegurar el camino de la reelección que fue el punto de quiebre de la actual crisis política.

Esto es una síntesis que anuncia una nueva deriva autoritaria en Honduras: la desaparición del sistema de partidos, el cese del actual congreso y nuevas elecciones legislativas – a la par de un plebiscito que legitime la reelección del presidente – que configuraran un parlamento de mayoría gubernamental absoluta, y por supuesto, la definición abierta de Honduras como parte del proyecto continental del “nuevo socialismo del siglo XXI” de Chávez.

Es el momento más propicio para una nueva ofensiva chavista en Centroamérica: ya tendría dos gobiernos firmemente aliados en la región – Honduras y Nicaragua – y otro de inclinación reciente como es el nuevo presidente Funes del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador. De allí en adelante, sólo faltaría “capturar” a los socialdemócratas Arias en Costa Rica y Colom en Guatemala, el primero con muchas ganas de re-elegirse y el segundo con serios problemas de legitimidad en su país por las acusaciones del asesinato de un opositor político.

Para asegurar el corredor centroamericano al proyecto chavista, solo faltaría un acercamiento estratégico con el nuevo presidente Martinelli de Panamá, el cual llega al poder criticando a la “clase política tradicional” y quien enfrentaría una oposición de los poderosos sindicatos de construcción, educación y sanidad controlados por el ex gobernante e izquierdista Partido Revolucionario Democrático. Martinelli es más un empresario de la política que un político profesional, de tal modo que el pragmatismo es su bandera ideológica, así el petróleo venezolano y una tregua política interna son argumentos más que suficientes para que Chávez negocie su influencia en Panamá.

La debacle republicana en Estados Unidos, la crisis económica internacional, el acrecentamiento de la pobreza en el continente y el auge izquierdista en América Latina son los ejes de apuntalamiento de una globalización continental del proyecto chavista. Ante esto, la administración estadounidense reacciona con lentitud, quizás como corresponde a nuevos funcionarios que recién se acomodan en un escenario internacional muy complicado. Mientras tanto, los gobiernos de derecha y adversos al chavismo – México, Perú y Colombia – se encuentran a la defensiva en el plano internacional, dados los serios problemas de política interna que enfrentan, muchos de los cuales se vinculan con cuestionamientos de legitimidad que provienen de beligerantes sectores de izquierda en sus propios países.

La formula autoritaria parece regresar con nuevos rostros en América Latina: reelección indefinida de presidentes, sometimiento de los poderes del estado al ejecutivo, control de la prensa, plebiscitos y referéndums como mecanismo de legitimación de la autoridad – debilitando las intermediaciones propias de la democracia representativa como son los partidos políticos y el poder legislativo. Esta nueva careta autoritaria se apropia del concepto de democracia y de su legitimidad correspondiente, a la par que aprovecha la desigualdad y la pobreza que gobiernos anteriores sólo supieron incrementar, para configurar un proyecto político de “nueva izquierda” de demostrada ineficiencia en políticas públicas internas pero de gran audacia y efectividad en el plano internacional.

Toluca (México), 1° de Julio de 2009

(*) Presidente de la Red de Estudios sobre la Calidad de la Democracia en América Latina

2 comentarios:

Diogenes dijo...

El escenario que pintas es desolador! en parte estoy de acuerdo con algunas apreciaciones: reelecciones, plebiscitos y el tipo de estilo asociados a ellos son sin lugar a dudas arreglos institucionales de los que se valen los que tienen como obejtivo concentrar el poder. Ahora bien, a veces encuentran una "creencia" que legitime sus ambiciones. El problema es la concentración del poder, y no Chavez per se. Hacer de Chavez el eje, es darle mucha letra a los que quieren hacer de Chavez el eje de la cuestión.

Tirar un gobierno por la fuerza y de la forma en que se hizo, parece más cercano a las actitudes autoriatrias de Chavez que el llamado a la 4a urna. No te parece?

Unknown dijo...

Si el escenario es desolador, en parte se debe a que las derechas no dudan en exhumar viejos fantasmas cuando creen que ya ha llegado la hora de poner límites al juego democrático; no dudan en atribuir cuanto adjetivo descalificativo puedan a gobiernos popularmente electos (los llaman fascistas, anómicos, izquierdizantes, pre-hobbesianos, etc.). Es evidente que el “republicanismo” de éstas (las derechas) tiene límites, y ese límite es la voluntad de las mayorías. Es así que cualquier forma de manifestación popular es recusada desde una perspectiva elitista, colocándole un sayo de sospecha. De esta forma rechazan plebiscitos, consultas populares, o cualquier otra iniciativa que pudiese potenciar las formas democráticas de gobierno. Debieran pensar, haciendo mea culpa, cual ha sido el déficit y las limitaciones que han tenido las democracias representativas en América Latina, actitud a la que debieran plegarse algunos “intelectuales orgánicos” siempre dispuestos a justificar a las élites de poder. Esto me sirve de pie para rescatar una frase de Gómez Leyton “…el orden político democrático no se sostiene en el poder constituido sino en el poder constituyente”.